martes, 16 de junio de 2009

ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO

La homofobia de los pregoneros de Sevilla

En el año 2008, el pregonero de la Semana Santa de Sevilla, Antonio Burgos, afirmaba que la familia estaba en crisis y hablaba de “burdas parodias del matrimonio católico que van contra las leyes de Dios y de la Naturaleza”. En el pregón de esta Semana Santa, el abogado Enrique Henares dice textualmente: “Se ha llamado matrimonio a lo que natural y jurídicamente nunca lo será … se han sacralizado adopciones sin sentido”.

Desde la Asociación DEFRENTE de Sevilla y ATA (Asociación de Transexuales de Andalucía), entre cuyos asociados se encuentran muchos cofrades, amantes de la Semana Santa y también católicos, queremos dejar constancia de la clara homofobia que demuestran ambos pregoneros, que aprovechan un atril y un micrófono abierto a asistentes, televisiones y radios para opinar sobre derechos legalmente reconocidos y sobre leyes constitucionalmente establecidas. Mayor asombro e indignación, si cabe, nos causa que un abogado emplee la palabra “jurídicamente” tan a la ligera.

Parece claro que para ustedes (y para algunos otros, un grupo cada vez más minoritario) un hombre gay puede formar parte de una Hermandad, puede adornar de flores un paso o puede cantarle una sentida saeta al Señor de su barrio, y una mujer lesbiana puede vestir a una imagen, salir de nazarena, hacer alguna donación o incluso mandar una levantá a los costaleros de su Virgen. Sin embargo será mucho mejor para ellos, según ustedes, que escondan su homosexualidad y que desistan si quieren algún día casarse y/o tener hijos, por muy felices que eso les haga. ¿Eso es hermandad, señor Henares?. ¿Es eso hermandad, señor Burgos?
Recordamos a ambos pregoneros que la Semana Santa es de todos, hombres y mujeres, y por supuesto también de gays, lesbianas, transexuales, bisexuales y heterosexuales. Muchos de nosotros, escuchando sus opiniones hemos sentido el afilado dardo de la homofobia, que a todos los rincones alcanza.La Virgen de la Esperanza llora por todos sus hijos; y con toda seguridad también llorará al ver cómo algunos de ellos se empeñan en dañar a sus hermanos y hermanas.