viernes, 25 de junio de 2010

Sacerdote Mantero "Doy gracias a Dios por ser gay",


Pregunta. ¿A qué años es consciente de su sexualidad y de su vocación?
Respuesta. De mi sexualidad, desde los 12. Estaba viendo la serie Los camioneros con mis amigos y ellos se pusieron a hacer
comentarios sobre una rubia que estaba muy buena. Yo me callé, porque a mí no me gustaba esa rubia. Quien me gustaba era el
camionero. Me senté en el umbral de casa dos minutos, no más, lo pensé y me dije: ya esta, mes maricón.

P. ¿Y la vocación?
R. A los16 o algo así. Un año más tarde hablé con mi familia para ser salesiano. Estuve en Cádiz haciendo el postulando, pero
me salí para ingresar en el seminario de Sevilla con 18.

P. Supongo que las dos vocaciones entrarían en conflicto.
R. Eso no lo viví de forma traumática. Asumía que una cosa excluía la otra. Como se excluyen si eres heterosexual. Me hice
sacerdote sin vivir ningún tipo de deslices o escarceos. Era más virgen que López Rodó. Por eso, pude pedir la ordenación
con 24 años de forma lúcida, razonable y de corazón.

P. Hasta que...
R. Hasta que, en el 93... Llega una persona, la conoces, te enamoras. Fue algo no buscado, pero pasó.

P. ¿Y el remordimiento y esas cosas?
R. En ningún momento lo percibí como algo sucio, indigno o barriobajero. Pero, la segunda o la tercera vez que nos vimos, le planteé que iba a dejar la Iglesia. Él fue quien me convenció de que no lo hiciera.
"Te quiero y te admiro por ti y por tu trabajo", me dijo.

P. ¿Y el detalle del voto de castidad?
R. Los curas diocesanos no hacemos voto de castidad, sino de celibato. Tiene un matiz.

P. La leyenda popular siempre habla de que entre los curas hay muchos homosexuales. ¿Es un mito?
R. Es un mito y también es verdad. En la Iglesia hay mucha homosexualidad. Hay gente que lo lleva bien y otra que mal. Una vez una monja, en confesión, me habló de que sentía deseo por otra compañera. Yo, claro, le respondí con palabras amables, sin censurarla. Como yo no se lo reproché, ella se enfadó tanto conmigo que se fue sin escuchar el castigo que le imponía.
¡Ójala se hubiera quedado! ¡Entonces sí gue le habría metido un castigo serio! (se ríe).

P. Esta Iglesia que hace las cruzadas contra el condón, contratas sacerdotisas, a favor de que los jueces entorpezcan los
divorcios..., le van a crucificar.

R. Nos enseñan que la verdad nos hará libres, ¿no? Pues ésta es mi verdad. La Iglesia nos inculca el complejo de culpa por todo lo que nos proporcione placer. Quiero luchar contra eso.

P. Si considera a la Iglesia reaccionaria, ¿cómo sigue dentro con esas ideas?
R. Yo planteo mi lucha desde dentro. No quiero dejar de ser cura. Me gusta lo que hago. Aunque a veces, escuchando lo que algunos pontifican, he sentido la tentación de tirarla toalla.

P. Conoce muchos casos como el suyo?
R. Mantengo correspondencia con otros curas gay.

P. ¿Sabe de alguno que pueda seguir tu ejemplo?
R. No sé. Hay mucho miedo, miedo pánico.

P. Una marujada. ¿Ahora tiene pareja?
R. No, ahora no tengo.

fuente: REVISTA ZERO